PEDRO Y EL CAPITAN de Mario Benedetti



Obra para teatro de Don Mario, en cuatro actos se desarrolla al menos el primero de ellos prácticamente como monologo por momentos entre dos figuras contrapuesta el detenido y el torturador.
Son muy fuertes las palabras de uno y otro, los alegatos en que se justifica el capitán por su tarea tediosa liberadora y justiciera a sus ojos, y por otro lado la resistencia de Pedro en principio con su silencio y luego dándose el mismo por muerto sin dolor sin culpa sin remordimientos.
Es muy duro muy trágico emociona al final, los sensibles están advertidos, y si bien deja una cierta angustia también da por sentado en su legado que la victoria será producto de esos que sacrificaron su vida por un mundo mejor.
De pocas páginas, de lectura sencilla Benedetti recrea sintéticamente a la perfección lo que pudo ser.
En esta particular edición de planeta al finalizar la obrita trae una guía para desmenuzar y analizar en profundidad el texto, ideal para aplicar en el aula con adolescentes. Para que ellos tanbien sepan de que se trata el NUNCA MAS.

Datos y contactos:

Editorial Planeta. Año 2004.
www.editorialplaneta.com.ar

CARTA DE UNA MADRE…




“Tengo tres hijos: Jorge, Alejandro y Fabiana. El segundo es el que está detenido-desaparecido. Ale tenía veinte años; estaba cursando primer año de Medicina y trabajaba en TELAM. Su pecado, junto a los 30.000, fue asumir el compromiso político y social de querer cambiar el mundo. Eso que algunos trasnochados dicen "por algo será", y que yo sostengo que es mi mayor orgullo. Fue la noche del 17 de junio de 1975, bajo el gobierno constitucional, pero no democrático, de Isabel Perón. Al día siguiente iba a tener un parcial y me avisó que no iría a trabajar. Salió y dijo que enseguida volvía y nunca más lo volví a ver”


“Entonces escucho de las madres y averiguo. Y una tarde, creo que del '79, me voy con mi yerno Guillermo a la Plaza de Mayo, tres de la tarde, tres y cuarto, tres y veinte y no había nadie. Le digo: "y dónde están?" De repente aparecen con un sacerdote adelante que era De Nevares. "¡Qué magnifico!" Yo lloraba y lloraba agarrada del saco de mi yerno. Entonces venía la policía y las madres decían "¡Caminen, caminen!, no le lleven el apunte." Venían a provocar. Le pregunté a una madre dónde estaba la casa de las madres y me dijo "en Uruguay". Allí nos fuimos con mi hija a la calle Uruguay, entramos y además de madres veo una pared llena de fotos. "Ay Dios mío, qué espanto!" Se me acercó María Adela Carpi Antocoletz y me dijo "Aquí no preguntamos quién sos sino quién te falta."
En esta lucha una madre hace cualquier cosa por su hijo, por su memoria. Mientras Dios nos de fuerza seguiremos estas "Locas de Plaza de Mayo" exigiendo verdad, justicia memoria con nuestras rondas de todos los jueves, nacidas casi sin quererlo.

Fue a Azucena Villaflor que en 1976 se le ocurrió ir a hablar con Videla y, lógicamente la policía las hizo circular. Esa orden provocó que nunca dejáramos de caminar alrededor de la plaza, todos los jueves a las l5 horas. Lamentablemente Azucena no vio cómo creció ese primer grupito de 15 madres.)

Unas fueron desaparecidas, otras llegaron después, pero no somos heroicas. Somos madres que con instinto visceral, con inconsciencia, con miedo, con tenacidad no pudieron vencernos.

Yo sufrí una metamorfosis: yo fui parida por Alejandro: Alejandro me ha enseñado y me enseña tanto para valorar las cosas de la vida. Y me lo imagino abrazándome como tantas veces, diciéndome: "¡Bien ,vieja, dale, dale!" Con esa sonrisa tan linda. Por eso seguiré hasta el último aliento. Yo me siento muy contenida por mis hijos y mis nietos. Nadie exige a nadie. Pero están.

Carta de Tati Almeyda por los 25 años de lucha
Madre de Plaza de Mayo Línea Fundadora

A LAS MADRES DE MAYO. Ismael Serrano





Te busca, madre, mientras su cuerpo es mecido
por el mar en el que se sumerge dormido.
Sueña tu abrazo, busca recuerdos
a los que aferrarse para no conciliar el sueño.
El mar se inquieta, es tempestad, es lamento.
Quien pudo lanzar mis ángeles desde el cielo
y oye tus gritos, blancos pañuelos
cubren sus aguas, los trajo el viento,
manda una ola para que se lleve
a los traidores que sembraron tanta muerte.
Barcos y náufragos, oyen sus voces.
Les dicen: "Nunca, nunca olvides
nuestros nombres.
Dile a las madres que en algún lado,
donde hace falta, seguimos luchando".
Madre, tu hijo no ha desaparecido.
Madre que yo lo encontré andando contigo,
lo veo en tus ojos, lo oigo en tu boca,
y en cada gesto tuyo me nombra,
lo veo en mis luchas y me acompaña
entre las llamas de cada nueva batalla,
guían mis manos, sus manos fuertes
hacia el futuro,
hasta la victoria siempre,
guían mis manos, sus manos fuertes
hacia el futuro,
hasta la victoria siempre.