ERNESTO SABATO, SU OBRA


En 1945 publicó su primer libro, “Uno y el universo”, una serie de artículos filosóficos en los que critica la aparente neutralidad moral de la ciencia y alerta sobre los procesos de deshumanización en las sociedades tecnológicas.
En 1948, después de haber llevado los manuscritos de su novela a las editoriales de Buenos Aires y de ser rechazado por todas, publicó en la revista Sur “El túnel”, una novela psicológica narrada en primera persona. Enmarcada en el existencialismo, una corriente filosófica de enorme difusión en la época de posguerra, El túnel recibió críticas entusiastas de Albert Camus, quien lo hizo traducir por Gallimard al francés.
En 1951 se publicó el ensayo “Hombres y engranajes” bajo la editorial Emecé y al año siguiente, en 1952, se estrenó en la Argentina la película de “El túnel”, una producción de Argentina Sono Film, dirigida por León Klimovsky. En 1953, nuevamente bajo la editorial Emecé, editó el ensayo “Heterodoxia”.
En 1955 presentó “El otro rostro del peronismo: Carta abierta a Mario Amadeo”, en donde, sin abdicar de sus antipatías hacia la figura del ex presidente Juan Domingo Perón, efectúa la defensa de Evita y sus seguidores; posición que crearía numerosas críticas de los sectores intelectuales argentinos, que eran mayoritariamente opositores al gobierno derrocado.
En 1961 publicó “Sobre héroes y tumbas”, que ha sido considerada como una de las mejores novelas argentinas del siglo XX. Se trata de una novela que narra la historia de una familia aristocrática argentina en decadencia, intercalada con relato intimista sobre la muerte del General Juan Lavalle, héroe de la Independencia. La novela también incluye el Informe sobre ciegos que a veces se ha publicado como pieza separada, y sobre el cual su hijo, Mario Sabato realizó una película.
En 1971, publicó Claves Políticas y comenzó a colaborar con el periódico La Opinión.
Su siguiente novela, “Abaddón el exterminador” se publicó en 1974; de corte autobiográfico con una estructura narrativa fragmentaria y de argumento apocalíptico en el cual Sabato se incluye a sí mismo como personaje principal y retoma a algunos de los personajes ya aparecidos en Sobre héroes y tumbas.
Por solicitud del presidente Raúl Alfonsín, presidió entre los años de 1983 y 1984 la CONADEP (Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas), cuya investigación, plasmada en el libro Nunca Más, abrió las puertas para el juicio a las juntas militares de la dictadura militar en 1985.
En 1984 recibió el Premio Miguel de Cervantes, máximo galardón literario concedido a los escritores de habla hispana. Fue el segundo escritor argentino en recibir este premio, luego de Jorge Luis Borges en 1979.

ERNESTO SÁBATO, SU PASIÓN POR LA PINTURA (Entrevista)





La pintura fue mi primera pasión, desde la niñez, cuando aún no sabía leer ni escribir. Pero al comenzar el colegio secundario, ya en la adolescencia, empecé a describir, torpemente, pesadillas y alucinaciones que sufrí en aquel período desdichado. Felizmente las destruía cuando tuve más conciencia. Durante el casi medio siglo que dediqué a los libros. Siempre sentía la dolorosa nostalgia por aquella primera vocación, y no podía entrar al taller de un amigo sin empezar a sentir una penetrante tristeza: bastaba el olor a la trementina. Ese sentimiento se acentuó en París, antes de la segunda guerra, cuando trabajaba en el Laboratorio Curie e iba a reunirme con los surrealistas, como si una buena y honesta ama de casa se entregara de noche a la prostitución.
Fue cuando me vinculé con Wifredo Lam, Matta, Tristan Tzara y el propio Breton. Pero, sobre todo, con Oscar Domínguez poco después del terrible suceso con el rumano Víctor Brauner, cuando Oscar en su taller, completamente borracho y enfurecido, lanzó un vaso roto contra uno de los que estaban. Este se apartó a tiempo y el vaso dio contra Brauner, arrancándole un ojo. Este extraño hecho tuvo enorme repercusión en el movimiento surrealista, porque unos diez años antes, Brauner había pintado un autorretrato con un ojo arrancado o vaciado por una especie de flecha en la que estaba colgada una D mayúscula. Hubo muchos trabajos e interpretaciones, incluyendo y sobre todo a "Minotaure", la revista que dirigía Bretón que era una especie de papa, que producía bulas y excomuniones.
Dadas las características nocturnas del movimiento, la separación de Domínguez era tan disparatada como si fuese promovida por un Comité de Buenas Costumbres en el infierno. Mi amistad con Oscar se hizo más estrecha a raíz de eso mismo, porque lo sentí como desarado, y terminé confesándole mi pasión por las cositas que dibujaba con carbonilla. Era muy exagerado, casi loco, y me dijo al verlas que debía abandonar esas "pavadas", que estaba haciendo en el laboratorio para ponerme a pintar; y para obligarme, me regaló una vieja caja de pintura, con algunos pomos y pinceles, enseñándome como preparar el diluyente.
Cuando llegó la guerra, volví a la Argentina y en ratos libres hice un par de naturalezas muertas y una copia del autorretrato de Van Gogh, con la oreja vendada que regalé a unos amigos y que, vanamente, muchos años después, pedí que me las de volvieran para quemarlas. No quisieron y lamento en el alma que anden por ahí.
La primera muestra que hice en el Petit Foyer del Centre Pompidou en 1989, presenté poco más de diez cuadros arrastrado por amigos y "connaisseurs", que habían visto las transparencias. Y ahora, también arrastrado por amigos españoles, me atrevo a mostrar lo que he hecho en estos últimos años que se distingue del período anterior en que abandono toda referencia al mundo natural, aunque se encuentren algunas frutas, que es lo más natural que existe, pero que en rigor son tan poco naturales como las otras visiones de mi inconsciencia.
Por lo cual quise calificar estas obras de "sobrenaturalistas", palabra ya inventada por Apollinaire, en mi opinión más justa que "surrealista", ya que la palabra "realidad", es quizá la más polivalente que hay en filosofía, donde cada filósofo le da un significado diferente. Mis propulsores saben cuantos escrúpulos tuve en presentar esta pequeña colección de "autorretratos" en esta tierra que es una de las tres o cuatro que más y mayores portentos dio a las artes plásticas.

Datos y contactos:

Ernesto Sábato - Palabras justificativas - ABC Cultural número 22 (C) "ABC Cultural".
Fuente: http://www.geocities.com/leerasabato/pinturas.htm

HASTA PRONTO ERNESTO SÁBATO, MAESTRO DE LA HUMILDAD


El escritor argentino Ernesto Sábato falleció hoy, sábado 30 de Abril, a los 99 años. A horas de donde debería ser homenajeado en la Feria del Libro, por sus 100 años a cumplir el 24 de junio, para lo cual también se tenia planeado un concurso fotográfico para la portada de la edición “El Túnel” año 2011.
Nacido en Rojas, provincia de Buenos Aires, en 1911. Entre sus títulos académicos se encuentran un doctorado en Física y varios cursos de Filosofía en la Universidad de La Plata. Trabajó en el Laboratorio Curie, en París, y abandonó definitivamente la ciencia en 1945 para dedicarse exclusivamente a la literatura. Como así también, años más tardes, se dedicaría a la pintura.
Sin duda su bajo perfil, lo destacaba sobre el resto de los escritores, en ocasión de la Feria del Libro de 1998 en una sala desbordante de gente que deseaba conocer de cerca al genial escritor, escuchó de su boca la propuesta de aprovisionar a la gente afectada por las inundación de mayo de ese año sobre un tercio de las provincias argentinas situadas a orillas de los ríos Paraná y Paraguay principalmente las ciudades de Resistencia (Chaco) y Goya (Corrientes), no solo de abrigos y alimentos sino también de libros, dado que la lectura los ayudaría en esos momentos de zozobra. A la hora de las preguntas Sábato repetía con simpleza y humildad, a cada espectador que se acercaba y aún a las personas que lo saludaban: “Ay por favor, no soy tan importante, es más no se porque hay tanta gente en esta sala, si soy tan solo un anciano que quemó todo lo que escribió”.
Se fue un grande de la literatura Argentina y Latinoamericana. Los que amamos la lectura, lo vamos a extrañar, pero su legado va estar siempre presente, en cada lectura de sus libros.